HOY POR HOY,
EN ESTE MUNDO… DONDE EL MATERIALISMO ES REY,
REGALARÍA UNA PIEDRA.
Cuando a una persona
especial,
mi afecto, mi cariño, mi
amor, le quisiera expresar,
y esos sentimientos, de allá
para acá existiesen,
una piedra, le habría de
regalar.
Afecto, cariño, amor,
son misterios, que no se
pueden explicar,
valor material no tienen, no
se pueden comprar,
no se pueden medir, no se
pueden cuantificar,
no se pueden pesar…
solo a nivel espiritual,
se pueden percibir, se pueden sentir.
Se los devalúa,
cuando estos sublimes
sentimientos,
con algo material, se los
quiere expresar.
Es rebajarlos, del reino del
corazón,
al campo de la razón.
Si estos sentimientos,
sinceros son,
un regalo, con un mensaje
espiritual,
ha de estar acompañado.
Si posible… este regalo,
personalmente ha ser
entregado,
y reforzado… con un abrazo, con un beso.
Si regalo una rosa,
mensajera de mis
sentimientos,
en pocos días se habrá de marchitar.
En cambio, si regalo una
piedra,
que el barro y la tierra, que su belleza ocultan,
he de cepillar y lavar,
habré regalado algo… algo
valioso,
que de valor material
carece.
Por encima de lo material,
su valor mucho mas allá se
esconde
donde solo con el corazón,
se le podrá llegar..
Algo único son las piedras
dos piedras iguales no hay,
algo que el hombre, nunca
podrá igualar.
Algo armónico, que de una
forma definida carece;
se verán cada vez distintas,
según el ángulo, desde el
que se las aprecie,
Una piedra es un regalo,
que como un pisapapeles,
o como un elemento decorativo,
se la podrá utilizar,
o, simplemente… como
recuerdo guardar.
Hasta el fin de los días,
sin alterarse, sin
envejecer, un testigo será,
…hasta siempre,
de un afecto, de un cariño,
de un amor.
Miguel Alejandro Römer R
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