HABLA UNA PIEDRA
24/9/08
Cuando calla la mente…
se escucha, la elocuencia del
silencio:
El lenguaje sin palabras, de la
naturaleza, del universo…
lo que cuentan,
el viento y las tormentas, las
estrellas, el sol y la luna,
los árboles, las flores, los pájaros,
las mariposas,
el mar, los bosques, y las
piedras…
Con la mente en blanco,
mirando, fijamente a una
piedra, sin parpadear,
comenzó a hablarme.
“Cuando me tomas en tus manos,
en ellas tienes –nada mas y
nada menos-
que una partícula del cosmos, del
universo”.
“Existo… desde el comienzo de
los tiempos,
formo parte del material, con
el cual se formó la tierra,
hace unos cuatro mil
seiscientos millones de años,
(4.600.000.000)
mucho antes de que la vida en
este mundo comenzara,
mucho antes de que el hombre
existiese”.
“Y como parte del cosmos,
SOY ETERNA, SOY
INMORTAL
En tus manos tienes…
algo que no tiene fin,
una revelación concreta,
palpable… de lo eterno.
Somos únicas en ese sentido:
¿De que otra cosa, palpable,
concreta,
podrías decir los mismo?”
“En el mundo entero,
una igual a mi no encontrarás.
A diferencia de los humanos,
no competimos las unas con las
otras,
la envidia entre nosotras no
existe.
Cada una tiene, su propia
personalidad,
cada una su propia belleza”.
Nuestra dimensión, forma,
superficie,
composición, combinaciones,
son únicas, ilimitadas,
infinitas.
“Alma no tenemos.
Lo que ustedes entienden por
amor, no lo conocemos,
pero hijas somos,
del amor infinito, del amor
universal.,
… de Dios”.
“Nos desprecian,
porque, exceptuando las que
llaman preciosas,
valor contable no tenemos,
de acuerdo a los parámetros…
por ustedes diseñados”.
“Dime una cosa:
¿Podrían ustedes, sin nosotras
existir?”
“Hemos sido y somos de gran
importancia, para vuestra cultura.
Sin nosotras, no se habrían
podido construir las pirámides de Egipto,
ni las famosas construcciones
de los Incas y de los indios de Meso América,
ni los famosos palacios y
catedrales en Europa y en el Asia”.
“Ni que decir,
de las maravillosas esculturas
de Miguel Ángel,
y de tantos otros,
que lograron poner al descubierto,
lo que en nuestro seno yacía”.
“Si no fuera por nosotras,
¿con que construirían hoy sus
casas y edificios?
Con ello ustedes no nos
destruyen,
solo transforman una parte
minúscula de nosotras.”.
¡Somos tan abundantes!
“De nuestra existencia y
presencia,
agradecidos habríais de estar.
Reconocer nuestra vigencia,
nuestra trascendencia,
sería lo menos que podemos
esperar”.
Dignas somos de ser amadas,
por quienes entiendan,
que el universo es UNO, somos mas que
hermanos.
“A la inversa de la mayoría de
ustedes,
somos importantes, muy
importantes,
pero… pregonándolo no andamos.
Ego no tenemos;
el orgullo, y la soberbia, no los conocemos”.
“Esta conversación, cuéntasela
a tus hermanos”.
Miguel Alejandro Römer
24/9/08
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