EL AMOR A SÍ MISMO
Su Trascendencia
En el mundo actual en que vivimos,
el materialismo y el egoísmo, distantes de la realidad nos mantienen.
Veamos:
El amor de verdad es dar, por la satisfacción de dar,
sin nada a cambio esperar.
Solo en ausencia del ego -del ego-ismo- esto es posible.
“Si amor te doy, con la condición de que amor me des”,
estamos haciendo un negocio... amor no es.
Después del amor a Dios,
el amor a sí mismo… el primer lugar lo ha de ocupar.
Es muy sencillo:
quien a sí mismo no se ama… no sabe lo que es amor.
¿Como se podría dar… algo que no se conoce?
Sabiamente lo expresó Jesús cuando dijo:
“Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Amarse a sí mismo… es incompatible con el ego.
Quien se ama a sí mismo,
del amor de los demás no necesita... para sentirse bien
Repartiendo amor de verdad,
amor en abundancia… a cambio se ha de recibir.
Es allí, en el dar… donde está la verdadera felicidad.
Para la mayoría no es fácil entender,
que amor a sí mismo, es la antítesis del egoísmo.
El que se ama a sí mismo, amor en abundancia tiene… para repartir.
Por el contrario…
el egoísta busca por fuera… el amor, la felicidad que no tiene:
Vive para enriquecer su ego.
No pocas veces…
aparenta altruismo, para sentirse importante, para recibir aplausos;
otras veces roba y en ocasiones… asesina.
En el origen de la mayoría de las guerras,
¿no se encuentra escondido el ego?
Sin amor a sí mismo, con la consiguiente ausencia del ego,
alcanzar la madurez… es imposible.
ALLÍ RESIDE... LA TRASCENDENTAL IMPORTANCIA
DEL AMOR A SÍ MISMO.
Una sociedad, una civilización… en manos de inmaduros,
¿adonde nos podrá llevar?
Su Trascendencia
En el mundo actual en que vivimos,
el materialismo y el egoísmo, distantes de la realidad nos mantienen.
Veamos:
El amor de verdad es dar, por la satisfacción de dar,
sin nada a cambio esperar.
Solo en ausencia del ego -del ego-ismo- esto es posible.
“Si amor te doy, con la condición de que amor me des”,
estamos haciendo un negocio... amor no es.
Después del amor a Dios,
el amor a sí mismo… el primer lugar lo ha de ocupar.
Es muy sencillo:
quien a sí mismo no se ama… no sabe lo que es amor.
¿Como se podría dar… algo que no se conoce?
Sabiamente lo expresó Jesús cuando dijo:
“Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Amarse a sí mismo… es incompatible con el ego.
Quien se ama a sí mismo,
del amor de los demás no necesita... para sentirse bien
Repartiendo amor de verdad,
amor en abundancia… a cambio se ha de recibir.
Es allí, en el dar… donde está la verdadera felicidad.
Para la mayoría no es fácil entender,
que amor a sí mismo, es la antítesis del egoísmo.
El que se ama a sí mismo, amor en abundancia tiene… para repartir.
Por el contrario…
el egoísta busca por fuera… el amor, la felicidad que no tiene:
Vive para enriquecer su ego.
No pocas veces…
aparenta altruismo, para sentirse importante, para recibir aplausos;
otras veces roba y en ocasiones… asesina.
En el origen de la mayoría de las guerras,
¿no se encuentra escondido el ego?
Sin amor a sí mismo, con la consiguiente ausencia del ego,
alcanzar la madurez… es imposible.
ALLÍ RESIDE... LA TRASCENDENTAL IMPORTANCIA
DEL AMOR A SÍ MISMO.
Una sociedad, una civilización… en manos de inmaduros,
¿adonde nos podrá llevar?
Miguel Alejandro Römer R.
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