martes, 27 de marzo de 2012

ODA A LA OCIOSIDAD

ODA A LA OCIOSIDAD.

Por ociosidad entendemos
NO HACER NADA.
No estar ocupado haciendo algo.

En este mundo materialista…
eso es un despreciable pecado
¡hay que hacer, hacer, hacer!

Hay que vivir hacia afuera…
a expensas de nuestra espiritualidad…
que es dentro de nosotros,
donde se encuentra.

Mientras mas hacia afuera miremos…
menos mirar hacia adentro podremos…
donde con amor descubriríamos
… los tesoros que allí ocultos tenemos…
la felicidad entre ellos.

Time is money, dicen los Norteamericanos.
¡Tiempo es dinero!
Es que evidentemente…
el objetivo primordial en estos tiempos…
es hacer dinero… y adquirir poder.

Al ser humano actual…
se lo ha programando en esa dirección…
a partir del momento en que comienza…
a tener uso de razón.
Y así… cada vez mas se lo va alejando… de su dimensión espiritual…
de su corazón.
En ese sentido… está diseñada la educación.

Cuando cursábamos primaria…
en el colegio La Salle de Puerto cabello,
había un Hermano de nacionalidad inglesa,
que no comulgaba con ese punto de vista.
Y refiriéndose al dollar americano…
en el cual se encuentra escrita la frase…
In God we Trust
decía que la faltaba la L.
Para que llegara a leerse.... IN GOLD WE TRUST

Si observamos a los animales
¿que hacen?
Solo lo necesario para vivir y reproducirse.
Y disponen de largos lapsos de descanso.
¡Cuanto tiempo pasan los gatos y los perro domésticos…
sin hacer nada.
Sin embargo… están absolutamente concientes…
de todo lo que a su alrededor ocurre.

Aún mas:
Están absolutamente integrados al medio que los rodea…
forman parte de su entorno…
son UNO con él.
¡aún cuando duermen!

Y cuando se los cambia de ambiente…
lo primero que hacen…
es escudriñarlo hasta el último rincón.

Es que de este estado de conciencia,
de su integración a su medio natural
dependería nada mas y nada menos…
que su supervivencia.

Si aceptamos,
que el hombre es un animal espiritual
… nuestra misión es la misma…
con la diferencia…
de que su dimensión espiritual e inmortal
¡es amor!

¿No será que vinimos a este mundo,
a vivir, reproducirnos y amar?
Y a concientemente integrarnos al mismo
…para así lograr disfrutar…
de todo lo que la naturaleza nos ofrece:
el cielo, la luna, las estrellas, las flores…
las mariposas, las aves, etc., etc..

Y de tiempo dispondríamos…
… para mirarnos hacia dentro…
para conocernos, para encontrarnos con nosotros mismos…
para amar a la Divina Providencia…
para amarnos…
y así poder amar a los demás.

Ojalá en eso invirtiéramos…
el tiempo que despilfarramos en la televisión.

Seguramente nuestra misión no es…
amasar una fortuna…
ni dominar a los otros;
nuestra misión no es
… transitar dormidos por este bello planeta
… cultivando el ego…
la antítesis del amor.

Vegetamos… sin tener conciencia del ambiente que nos rodea…
no estamos integrados a él
somos unos extraños…
que vivimos parcialmente en otro mundo:
Canta un pájaro y no lo escuchamos…
… abre una flor y no la vemos,
nos pasa por delante una bella mariposa…
¡ni cuenta nos damos!

Para disfrutar de noche…
del universo con sus luces encendidas…
para percibir la magia de la luz de la luna…
interés no existe.

Sería una pérdida de tiempo…
al invertirlo en algo
¡que no paga dividendos!

Esto es grave… muy grave.
Porque estar concientemente integrado,
al medio donde habitamos, es inherente a nuestro ser.
Es un mecanismo de defensa…
indispensable para sobrevivir.

Al igual que en los animales…
en el hombre primitivo…
de esa integración con el medio…
su supervivencia dependía.

En las tribus primitivas de indios…
que todavía quedan…
esta condición es indispensable para subsistir
… en el medio hostil donde habitan.

Hoy en día…
para una inmensa mayoría
…esto ya no es así…
pero el mecanismo persiste
…inherente a nuestro ser…
indeleblemente ubicado en nuestro paleoencéfalo
-parte del cerebro donde se guardan,
los conocimientos básicos primarios-.

Divorciarnos de estar plenamente conscientes…
integrados al entorno
… es algo…
que necesariamente ha de dar lugar
-sin darnos cuenta-
a un conflicto muy grave.

Nuestra mente de la realidad nos aleja,
llevándonos a mundos ficticios que no existen…
vivimos soñando.

Solo a medias estamos aquí
… en este momento…
porque al mismo tiempo también en otra parte
… divagando nos encontramos.
Y así en un permanente conflicto nos enredamos…
entre el presente…
y las “realidades”…que en el mismo instante
… la mente permanentemente nos está presentando.

Así…
enredados en este diario acontecer…
a la paz interior… no logramos acceder.

En medio de esa dualidad…
a veces predomina el aquí… otras veces el allá.

Pero una cosa es muy cierta:
no se pueden asar bien… dos conejos al mismo tiempo;
… hacerlo provoca angustia…
porque allá en el subconsciente intuimos…
que es imposible evitar
… que uno o ambos no queden…
como deberían quedar.

Acostumbrados a esa lucha interna… conciencia de ella no tenemos.

Divorciados de la realidad…
estamos divididos… alienados.

Es un estado esquizofrénico
… que nos debilita…
originando un malestar
… anclado en profundidades a las que no llegamos.

En estas condiciones…
apenas si podremos dar…
la mitad de lo que seríamos capaces.

A este malestar que nos afecta…
… sin lograr definirlo…
desde afuera…
a través de los sentidos… tratamos de compensarlo.
Por momentos creemos… que lo hemos logrado;
¡cuán equivocados estamos!

Mientras persistan sus causas
…salir de él…
¿como podremos?

Solo librarnos será posible…
cuando el origen del mismo logremos identificarlo…
cuando logremos… al plano conciente llevarlo
y nos despojemos…
de los conceptos errados que nos inculcaron…
aquellos que a él nos llevaron,
cuando bloquearon nuestra dimensión espiritual…
privilegiando al egoísmo sobre el amor.

Si esa liberación no la logramos
¡a la felicidad verdadera, a la que llevamos dentro…
nunca llegaremos!

Entendiendo por ociosidad
NO HACER NADA
… en ausencia de la mente y del ego…
la conciencia se despierta
y comenzamos a vivir:
escucharemos la tortolita que está cantando
… admiraremos la rosa…
y captaremos el mensaje…
que en silencio… con su sola presencia… está enviando.

Tomaremos conciencia de nuestro cuerpo… de nuestra posición…
de su estado de relajación o de tensión…
de nuestra respiración,
del perro que está echado a nuestros pies.

Percibiremos la brisa fresca…
concientemente admiraremos a los árboles cercanos…
a la infinita dimensión del cielo,
la belleza de sus nubes
…y paremos de contar.

No haciendo nada…
la música de nuestro silencio interior… la podremos escuchar.

Aun mas
… en ese ambiente…
la creatividad encuentra…
las mejores condiciones para prosperar.

*******
Pero…
¡no nos vayamos a equivocar!
No se trata de vivir ociosos, de no hacer nada.

Habremos de trabajar para subsistir…
para nuestras necesidades cubrir…
para de nuestra familia cuidar.

Eso es indispensable…
necesitamos trabajar para vivir.

Pero cuando vivimos para trabajar
¡dejamos de vivir! ¡dejamos de amar!

Alcanzar las tres cosas al mismo tiempo
Es algo absolutamente imposible de lograr.

Dejar de vivir…
para acumular bienes materiales…
es una tremenda estupidez.

Veamos:
Quienes acumulan bienes materiales…
en su mayoría lo hacen… para exaltar su ego:
para sentirse que son…
¡mas que los demás!

Estos bienes,
al otro mundo… no se los podrán llevar.

Al amor no lo conocen…
porque incompatibles son… el ego y el amor.
En consecuencia
…amor…
en la familia no lo pudieron sembrar.
Y así las cosas
… la herencia a herederos sin amor… habrá de ir a parar.

Resultado:
odios y enfrentamientos entre hermanos.
¿No es eso lo que vemos cada día?

*******

Cuando se está…
absolutamente consciente de lo que se está haciendo…
cuando la mente calla…
la acción se convierte en bienestar.

De una manera muy sencilla lo podemos comprobar:
Hay una gran diferencia…
entre pintar una pared con la mente interfiriendo…
y pintarla cantando.
Es que la atención al canto… bloquea la intervención de la mente.

Muy por encima de todo…
a nuestro corazón lo habremos de colocar
… en paz…
totalmente integrados al ambiente en que vivimos.

Cuando se ama a todo cuanto existe…
no hay división, no hay esquizofrenia.
¡SOMOS FELICES!
¡SOMOS UNO!

Miguel A. Römer

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