viernes, 25 de enero de 2013

AMOR ETERNO



AMOR ETERNO
Un Sueño
(12/5/05)

Amada mía
 ¿te acuerdas de aquel día, cuando nos conocimos?
El tiempo ha pasado, pero olvidarte, no he podido.

Nuestras miradas se cruzaron,
y un misterioso mensaje, transmitieron.

De paso, en el mismo hotel, nos encontrábamos;
en una ciudad, donde nunca antes, habíamos estado.

Un bello traje largo vestías, de color verde,
mas oscuro que claro,
que, parcialmente, tus bien formados senos, cubría.

A bailar te invité, y con dignidad aceptaste.
Tu cuerpo delgado y ágil, dulcemente se dejaba llevar,
liviano como una pluma, flexible, como una liana.

Para probarte, cambiando de paso,
 sacarte del ritmo intenté;
cual diosa del baile, desconcertarte no pude;
cada vez respondiste. .. sin equivocarte.

Bailamos, estrechamente abrazados,
una música romántica,
 con ritmos variables, y bellas melodías.

En silencio, dos en uno convertidos,
el tiempo dejó de existir,
y la mente…
 el leguaje del corazón, dejó de interferir.

A la terraza salimos, bajo la luz de la luna.
Con  tus bellos ojos verdes, en elocuente silencio,
una interrogante mirada, me enviaste.
Tu cara acaricié y tus largos cabellos castaños, aparté.

Insinuante,  la cabeza levantaste, y  tus labios  besé.
Los ojos cerraste, y el beso
… tímido al principio…
hasta lo mas profundo, conmovió. 

Solo pocos días, juntos podríamos estar.
A partes opuestas del mundo,
nuestros destinos, nos habrían de llevar.

Nuestras vidas, caricias y sueños compartimos.
Tomados de la mano,
por la ciudad, sus parques, museos y restaurantes deambulamos.

¿Te acuerdas?
Éramos felices.
A nada, ni a la misma muerte temíamos.
Mas allá de lo terrenal, nuestro mundo, habíamos creado.

Mas allá de un pasatiempo,
un amor muy profundo, había prosperado.

Al despedirnos,
 tus bellos ojos, de lágrimas se inundaron;
por tus mejillas corrían… con mi pañuelo te las secaba;
imposible me fue, las mías, tratar de ocultar.

Nos abrazamos, y tu cabeza, en mi hombro recostaste.
El último beso nos dimos.
Con él, nuestras almas, en una se fundieron.
   
Tu última mirada, un dolor infinito, reflejaba.
              Y con voz entrecortada, me dijiste:
  “Mi corazón te dejo;
      sé, que por siempre, en el tuyo,
       un lugar privilegiado, habrá de conservar”.
      ¿Te acuerdas?

Ir contra el destino, imposible era,
 no había nada que hacer:
Nunca  mas, nos volveríamos a  ver.
Como agente de un Servicio Secreto…
en la clandestinidad mas absoluta
 ¡había de permanecer!

¡Cuán doloroso, ese adiós, habría de ser!
Algo sublime…
¡desgarrado había quedado!

Proféticas fueron, tus últimas palabras.
¡Jamás, te he olvidado!

Tu me enseñaste a amar, a amar de verdad,
a disfrutar de un amor,
 que nunca antes conocí…
 ni después, he conocido.

Tu dignidad, tu dulzura, tu confiada entrega,
tu elegancia, tu discreción, tu amor sin nada exigir,
tu plena conciencia, de lo que tu amor valía,
  eso nunca mas, lo habría de conseguir.

Hoy,
quince años mas tarde,
milagrosamente,
de tu paradero noticias me alcanzaron.
Y con estas líneas quiero decirte,
que mi amor hacia ti, intacto está.

Prueba son estos versos, que te estoy escribiendo,
con la llama del cariño,
 que en aquel entonces, encendiste.

No quiso la Divina Providencia permitir,
que nuestras vidas, hasta la muerte unidas,
 pudiésemos compartir.

Quizás quiso…
este bello amor, hasta la eternidad conservar.

¡Que Dios te bendiga y te guarde, amada mía!

Tomado del Libro
“Mis Sueños”




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