AMOR ETERNO
Un Sueño
(12/5/05)
Amada mía
¿te
acuerdas de aquel día, cuando nos conocimos?
El tiempo ha pasado, pero olvidarte, no he
podido.
Nuestras miradas se cruzaron,
y un misterioso mensaje, transmitieron.
De paso, en el mismo hotel, nos encontrábamos;
en una ciudad, donde nunca antes, habíamos
estado.
Un bello traje largo vestías, de color verde,
mas oscuro que claro,
que, parcialmente, tus bien formados senos,
cubría.
A bailar te invité, y con dignidad aceptaste.
Tu cuerpo delgado y ágil, dulcemente se dejaba
llevar,
liviano como una pluma, flexible, como una liana.
Para probarte, cambiando de paso,
sacarte
del ritmo intenté;
cual diosa del baile, desconcertarte no pude;
cada vez respondiste. .. sin equivocarte.
Bailamos, estrechamente abrazados,
una música romántica,
con ritmos
variables, y bellas melodías.
En silencio, dos en uno convertidos,
el tiempo dejó de existir,
y la mente…
el leguaje
del corazón, dejó de interferir.
A la terraza salimos, bajo la luz de la luna.
Con tus
bellos ojos verdes, en elocuente silencio,
una interrogante mirada, me enviaste.
Tu cara acaricié y tus largos cabellos castaños,
aparté.
Insinuante,
la cabeza levantaste, y tus
labios besé.
Los ojos cerraste, y el beso
… tímido al principio…
hasta lo mas profundo, conmovió.
Solo pocos días, juntos podríamos estar.
A partes opuestas del mundo,
nuestros destinos, nos habrían de llevar.
Nuestras vidas, caricias y sueños compartimos.
Tomados de la mano,
por la ciudad, sus parques, museos y restaurantes
deambulamos.
¿Te acuerdas?
Éramos felices.
A nada, ni a la misma muerte
temíamos.
Mas allá de lo terrenal, nuestro mundo, habíamos
creado.
Mas allá de un pasatiempo,
un amor muy profundo, había prosperado.
Al despedirnos,
tus bellos
ojos, de lágrimas se inundaron;
por tus mejillas corrían… con mi pañuelo te las
secaba;
imposible me fue, las mías, tratar de ocultar.
Nos abrazamos, y tu cabeza, en mi hombro
recostaste.
El último beso nos dimos.
Con él, nuestras almas, en una se fundieron.
Tu última mirada, un dolor infinito, reflejaba.
Y con voz entrecortada, me
dijiste:
“Mi corazón te dejo;
sé,
que por siempre, en el tuyo,
un
lugar privilegiado, habrá de conservar”.
¿Te
acuerdas?
Ir contra el destino, imposible era,
no había
nada que hacer:
Nunca mas,
nos volveríamos a ver.
Como agente de un Servicio Secreto…
en la clandestinidad mas absoluta
¡había de
permanecer!
¡Cuán doloroso, ese adiós, habría de ser!
Algo sublime…
¡desgarrado había quedado!
Proféticas fueron, tus últimas palabras.
¡Jamás, te he olvidado!
Tu me enseñaste a amar, a amar de verdad,
a disfrutar de un amor,
que nunca
antes conocí…
ni después,
he conocido.
Tu dignidad, tu dulzura, tu confiada entrega,
tu elegancia, tu discreción, tu amor sin nada
exigir,
tu plena conciencia, de lo que tu amor valía,
eso nunca
mas, lo habría de conseguir.
Hoy,
quince años mas tarde,
milagrosamente,
de tu paradero noticias me alcanzaron.
Y con estas líneas quiero decirte,
que mi amor hacia ti, intacto está.
Prueba son estos versos, que te estoy
escribiendo,
con la llama del cariño,
que en
aquel entonces, encendiste.
No quiso la Divina Providencia permitir,
que nuestras vidas, hasta la muerte unidas,
pudiésemos
compartir.
Quizás quiso…
este bello amor, hasta la eternidad conservar.
¡Que Dios te bendiga y te guarde, amada mía!
Tomado del Libro
“Mis Sueños”